lunes, 11 de julio de 2011


HISTORIA
DE LA SALVACIÓN

…una visión desde América Latina



  
"Ciertamente es viva la Palabra de Dios y eficaz, más cortante que espada alguna de dos filos, penetra hasta la unión de alma y espíritu, hasta las junturas y médulas, juzga los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay para ella criatura invisible, todo está desnudo y vulnerable a sus ojos, y es a ella a quien debemos dar cuenta"

 (Heb. 4,12-13)

  
Introducción
  
"...todo cuanto fue escrito en el pasado,
se escribió para enseñanza nuestra,
para que con la resistencia y el consuelo que dan las Escrituras
mantengamos la esperanza" (Rom.15, 4)


La lectura e interpretación de la Biblia es un movimiento que crece con fuerza en el corazón de nuestra gente, movimiento que se caracteriza por una lectura liberadora de la Biblia. El pueblo de Dios es la realidad originaria de la Iglesia. La Iglesia es ante todo Pueblo organizado en Comunidades y movimientos. Desde los tiempos bíblicos el Pueblo de Dios es el espacio privilegiado de la Revelación de Dios y de su tradición oral y escrita. El objetivo de este estudio, es poner la Biblia en las manos, en el corazón y en la mente del Pueblo de Dios.

El Pueblo de Dios en su tarea de interpretar la Biblia, no está solo. Hay dos sujetos auxiliares a su servicio: la ciencia bíblica y el Magisterio de la Iglesia. Es necesario insistir desde el comienzo, que estas ayudas no son absolutas, no están por encima, sino al servicio del Pueblo de Dios. La ciencia bíblica (exégesis) es el saber teológico con mayor desarrollo en los últimos 40 años. Esto es muy positivo porque ayuda en la formación de agentes de pastoral para el estudio de la Biblia. El pueblo de Dios necesita también del Magisterio de la Iglesia, responsable de la Tradición Apostólica al interior de la Iglesia. El Magisterio está al servicio de la Palabra de Dios.

La Biblia en su etimología griega, significa libros. Es por tanto, el libro por antonomasia. Más aún, es el libro más importante, el más vital de cuantos han sido escritos. Debemos recordar siempre que la Palabra de Dios es fuente de Vida y de Esperanza.


“La Biblia, el segundo libro de Dios, fue escrita para ayudarnos a descifrar el mundo, para devolvernos la mirada de la fe y de la contemplación, y para transformar toda la realidad en una gran revelación de Dios" (San Agustín)

  

Capítulo I:  Historia de la Salvación. Pre-historia Gn. 1-11

El Génesis se divide claramente en dos partes: a) Gn.1-11 llamado Pre- historia Bíblica y relacionado con los mitos de la creación del antiguo Oriente Próximo; b) Gn 12-50 llamado Historia de los Patriarcas y Matriarcas.

"Desarrollando una fuerte conciencia histórica de tipo religioso, los israelitas han mirado hacia atrás y han narrado eso que podríamos llamar su prehistoria (Gn. 1-11).... Los israelitas conscientes de su propia singularidad, miran hacia atrás y quieren entender su origen, es decir, los presupuestos de su propio camino religioso. No actuaron movidos por curiosidad teórica. Necesitaba conocerse para vivir y caminar sobre la tierra y por eso miraron hacia los principios de su historia. El Dios de la Historia, que ellos describieron en su propio caminar, se les presenta como Dios del principio; la prehistoria confirma y plantea los valores principales, las tareas de la historia, universaliza su propia experiencia, llegando al nivel donde emerge lo humano en cuanto tal, por encima de la distinción de pueblos, razas, religiones.

"Y tu recitarás ante el Señor, tu Dios:
Mi padre era un arameo errante,
bajó a Egipto y residió allí con unos pocos hombres;
allí se hizo un pueblo grande, fuerte y numeroso.
Los egipcios nos maltrataron y nos humillaron,
y nos impusieron dura esclavitud.
Gritamos al Señor, Dios de nuestros padres,
y el Señor escuchó nuestra voz; vio nuestra miseria,
nuestros trabajos, nuestra opresión.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte,
con brazo extendido, con terribles portentos,
con signos y prodigios, y nos trajo a este lugar
y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel."
(Dt. 26, 5-9)

El credo histórico de Israel (Dt. 26, 5-9) confiesa la fe del pueblo en el Dios salvador de la esclavitud de Egipto. Este, creado junto al mesianismo que es la espina dorsal de la Biblia, hacen que la revelación bíblica se convierta en HISTORIA DE SALVACIÓN. La historia de Israel está entretejida de continuas experiencias religiosas que lo preparan para recibir al Mesías y sin embargo, el canon coloca los relatos sobre los orígenes (Gn 1-11) como portada de la Historia de la Salvación.

El bloque Gn. 1-11 sobre los orígenes quiere ser respuesta a una de las mayores crisis de la historia de Israel: la caída de Jerusalén y el destierro. ¿Quién es más fuerte, los dioses de Babilonia o el Dios de Israel? Estos capítulos explican la situación actual de sufrimiento y exilio a base de remontarse a los acontecimientos del pasado. La dinámica de la alianza entre Dios y su pueblo se convierte en la clave para interpretar la historia.

Su punto de partida es el análisis de la realidad, la reflexión ante el sufrimiento del pueblo, en los siguientes aspectos:
Ø los males de la vida familia de un campesinado criado a partir de sabiduría popular y de religión, derivados de las ambigüedades del amor humano (convertido en instrumento de dominio del varón sobre la mujer, 3, 16),
Ø de la maternidad (con terribles dolores de parto, 3, 16),
Ø del sin sentido de la vida (condena a muerte, 3, 19),
Ø del trabajo (tan duro que parece condena, 3, 17-19),
Ø de la tierra de Israel (tan estéril que sólo produce cardos, 3, 17-18),
Ø de los animales (enemigos de los humanos, 3, 15),
Ø de la misma religión (vivida en el temor 3, 10).

La vida social le atemoriza y desconfía del progreso y de la técnica porque en ella domina la violencia y la venganza (4, 8 y 4, 24), la magia (6, 1-2,4), la corrupción (6,5) y la división (11,9).

Capítulo II: Los Patriarcas y Matriarcas. Gn 12-50

Según la tradición Elohísta, con Abrahám comienza la Historia de Salvación. (Dios promete su bendición a Israel). Según la tradición Yahvista, la Historia de Salvación ya había empezado con la creación, pero con Abrahám se da en la Biblia el cambio decisivo (Dios convierte la maldición de Babel en bendición para todos los pueblos). Según la tradición Sacerdotal (P), la alianza del Sinaí es desarrollo de la alianza abrahámica.

       2.1.   ¿Quiénes fueron estos personajes?

Una sombra emerge de la penumbra de los siglos XVI al XIII a. C., y se alarga hasta nosotros. Encontramos las huellas de sus pasos en la franja del creciente fértil que va entre Mesopotamia, Canaán y Egipto.

Son gente errante, que huye de las ciudades (cananeas) y de los valles (en manos de los campesinos). Aquí no hay respeto para los huéspedes (19, 5) y menos para la mujer (12, 12; 20, 2; 26,7) y los niños (22). Sus soberanos quieren controlarlo todo, incluso los pozos del desierto (21, 25). Sodoma y Gomorra son símbolo de corrupción (19) Escapando de sus guerras y secuestros (14), de sus tributos excesivos, son obligados a vivir como pastores de ganado menor, dependientes de las condiciones climáticas (la sequía, el hambre, los pastos), en las lomas y márgenes de las estepas donde nadie había (Cf. 7).

Una masa inmensa de clanes, tribus y familias. Cada cual con la propia historia a las espaldas (clan de Jacob, de Israel, de Isaac, de Ismael, de Abrahám) que a la hora de fijar su tradición por escrito se "hermanaron" en un tronco común. Son la familia de Abrahám y Sara, de los patriarcas y matriarcas.

Ésta es su institución básica: la familia y el clan. "La familia patriarcal, esbozada en Gn 12 y siguiente, no fue la sociedad ideal. Pero sí alternativa a las ciudades-estado que la circundaban. Primero, cuando había hambre, todos los integrantes de la familia eran igualmente afectados por la escasez. Segundo: existe una diferencia significativa entre las condiciones de vida de la mujer y del niño entre los círculos abrahámicos y las ciudades-estado: en las ciudades, los niños eran sacrificados. Entre los seminómadas, el niño es la gran esperanza de sobrevivencia. El sacrificio de niños fue superado desde un comienzo. En las ciudades la mujer se destina al harén (12, 20ss; 20, 1ss; 26, 1ss). Entre los seminómadas la mujer llega a desempeñar un papel de relativa autonomía, como podemos ver en Sara (18) y Rebeca (27)".

Su Dios "no es el Dios de un lugar, sino el Dios de las personas: el Dios de Abrahám, de Isaac, de Jacob, que, por lo mismo, no se limita a un lugar sino que  muestra su presencia operante en todos los parajes donde se encuentra la persona. A Dios se le concibe en el plano del yo-tú, no en el local. ... como cercanía presente en todas partes. Allí donde está la persona y donde ésta se deja encontrar por él. No es un Dios que orienta a la persona hacia lo eternamente idéntico del círculo cósmico, sino a lo venidero, a aquello hacia lo que se dirige la historia, a su término y meta definitivos; es el Dios de la esperanza en lo venidero".

Un Dios personal, dinámico, familiar, peregrino, que camina con ellos. Un Dios de la promesa, con un culto particular y con ritos que realizan en la casa o en el altar, sin mediadores especializados".

2.2        ¿Por qué recordamos, después de tantos siglos, la historia de Abrahám y Sara?

La historia de Abrahám y Sara tiene mucho de relación con la nuestra hoy en día. Nuestros campesinos viven como emigrantes en su propia tierra. Nuestras saras y nuestros abrahams son expulsados del campo. Son los que tienen que emigrar a otras tierras, o a las periferias de las ciudades. El Nuevo Testamento valoriza positivamente estas historias (Cf. Rom.4, Gál. 3, Heb 11). En Nazaret ya aprendió Jesús lo que era la fe escuchando la historia de Abrahám y Sara y todavía son algunas de las páginas más usadas en la catequesis infantil y en la liturgia.

Abrahám es un "símbolo" perenne, dice Hebreos 11,19. "Símbolo quiere decir: ligar la historia antigua con nuestra realidad, actualizándola y volviéndola transparente, para que sea como un espejo donde el lector pueda descubrir algo de sí mismo".

       2.3.   El paradigma "Abrahám"

Lo que a nosotros nos interesa no es tanto la figura histórica de Abrahám, sino lo que de Abrahám nos ha transmitido la tradición bíblica: su figura, lo que Dios ha hecho con él, lo que representa para todos aquellos que se disputan su paternidad. Porque Abrahám no es sólo un individuo, sino un "tipo". Representa al Israel que busca a Dios; es el hombre que busca a Dios, es una multitud, todos aquellos que buscan a Dios. Es cada uno de nosotros que busca a Dios para cumplir su palabra".

Capítulo III:       El Éxodo

        3.1.   Éxodo, historia y teología

El éxodo es la historia de un gran grupo de gentes, más bien reducido (varios, miles, según parece, y hasta alguna habla de un centenar) y lejano en el tiempo (s. XIII a. C) que, contra todo pronóstico, consigue escapar del sometimiento en que le tenía uno de los imperios más poderoso: El Egipto de los faraones.

Su alcance histórico no es fácil de determinar, pues la historia es siempre interpretación, y se presentan al menos dos interpretaciones respecto del éxodo: una dura esclavitud. O simplemente un trabajo forzado al servicio de la construcción estatal. "Como todo el mundo. Sólo que los hebreos no eran como todo el mundo: no sabían tolerar imposiciones, y menos el trabajo a la fuerza.

Estos parias de la tierra (de quienes decían los egipcios "no tienen corazón", o sea, no son personas), escaparon en la oscuridad de la noche. Guiados por un tal Moisés, este "grupo mosaico" atravesó los pantanos del "mar de las cañas" (en el Delta del Mar Rojo). Durante toda una generación, sobrevivió  a la travesía del desierto. Allá se mezclaron con diversos grupos nómadas, con los que gestaron en doloroso parto una identidad de pueblo, y lograron conquistarse una patria en Canaán.

El hecho fue ciertamente poco relevante para el faraón. Ni siquiera se menciona en los antiguos documentos oficiales, como tampoco la semana santa para el césar romano. Sin embargo, hubo grupos interesados en preservar la memoria histórica del éxodo ("el éxodo es tradición popular, poco ligada al templo y muy vinculada a los campesinos y pastores").

El pueblo hebreo elevó este acontecimiento a la categoría de primer artículo de fe. Su credo más original empieza: "Yo soy Yahvé que te saqué de Egipto" (Cfr. Dt. 26,5-9). Dios re-acciona ante el clamor, el sufrimiento del pueblo. "Si se toman en serio las narraciones de Éxodo y Número, se trata de la totalidad de la clase baja explotada de Egipto".

"Antes de la liberación (del éxodo) no había historia. Puede haber promesas, entendidas como una esperanza, anhelo de las personas que pretenden conseguir autonomía, experiencia y esperanza de una plenitud futura (PATRIARCAS). También puede existir esclavitud, interpretada como situación contraria a los derechos de la persona, la verdad y dignidad del pueblo (HEBREO en Egipto). Pero no existe todavía historia, que se gesta solamente donde un pueblo asume su destino y superando las dificultades se encamina hacia su propia libertad".

"Moisés dijo al pueblo: Acuérdense siempre de este día, en que han salido de Egipto, de la esclavitud, cuando con mano fuerte los sacó de allí el Señor..... Salen hoy, mes de abril" (Ex. 13, 3-4) Según este texto, el éxodo bíblico es: a) una salida neutra (de un país llamado Egipto); b) pero una salida cualificada (de la esclavitud a la libertad); c) una auténtica Historia de Salvación (el Señor les sacó); d) mediante un mediador (Moisés) y e) que se re-actualiza constantemente (salen hoy).

        3.2.   Lectura de la Vocación de Moisés (Ex. 3)

El capítulo 3 recoge esta densidad del éxodo, que podríamos leer usando el método clásico latinoamericano de VER-JUZGAR-ACTUAR)

* VER LA REALIDAD: El Señor que baja a la humanidad, a la corona de espinas de la zarza, a la humillación del pueblo: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos" (ex. 3,7). Yo no olvido, yo no me tapo la cara, no te la tapes tú tampoco.

* JUZGARLA A LA LUZ DE LA FE: Las objeciones de Moisés dan paso a la revelación del Nombre de YAHWEH: "Esto dirás a los israelitas: "Yo soy" me envía a ustedes... Este es mi nombre para siempre" (Ex. 3, 14-15). Su nombre se manifestará en la historia del pueblo. Dios será cada vez más Yahvé cuando los libere de la esclavitud. Yo soy el Liberador, así creo y salvo. Desde el punto de vista histórico-salvífico hay que decir que "en el principio estaba la misericordia hacia las víctimas". Yo soy la Misericordia Liberadora.

* ACTUAR: La zarza que arde sin consumirse, linda metáfora a la vez de la fidelidad divina y de la rebeldía resistente del pueblo. "Y ahora anda, que te envío al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo" (Ex. 3,10)

3.3    El éxodo, tema estructurante de la Biblia

"Nos hallamos en el punto - manantial de la Historia Sagrada y de toda la revelación, en el corazón mismo de la Biblia. Así que el Éxodo es, literalmente, una obra capital: el libro cuyo conocimiento es indispensable para la inteligencia de todos los demás libros bíblicos.

       3.4.   Paradigma del éxodo

El éxodo se convierte en "patrón" o "paradigma permanente" que puede ser aplicado en diversas circunstancias de la historia. "El éxodo es un paradigma de interés permanente porque en él se expresa una experiencia que tiene que ver con una de las necesidades humanas fundamentales y permanentes: la necesidad de libertad e independencia. La actualidad del tema no obedece principalmente a que éste conecte con la libertad y la independencia mejor o peor que hace unos cien años, sino más bien al afinamiento de la conciencia ante una opresión dominante que ahora es mucho más general que entonces y que, además afecta tanto a ámbitos relativamente nuevos cuanto a la relación entre hombres y mujeres.

Capítulo IV:       La Tierra Prometida

La salvación en el éxodo se presenta generalmente con un esquema binario: salir de la esclavitud para entrar en la tierra prometida (cfr. Ex. 3,8. 17; Dt. 6, 23) A veces, es un esquema ternario, introduciendo una etapa intermedia: atravesando el desierto (cfr. Am. 2, 10; Jr. 2, 6ss). Salir de la esclavitud y del trabajo forzado. Salir para entrar en la Tierra Prometida. Caminar por el desierto para madurar como pueblo.

4.1    La tierra es un don de Dios

El pueblo hebreo siempre fue muy amante de su tierra. Decían: "Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha; que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti" (Salmo 137, 5-6). La historia de los patriarcas resalta que la tierra es un Don de Dios. El libro de Josué cuenta, con esta visión, la conquista de la Tierra Prometida, de un modo heroico e idealizado, para que el pueblo (que estaba por entonces amenazado por los imperios egipcio y asirio) se animara a defenderse de las agresiones (cfr. Dt.6, 10-12 y 8, 7-18).

La salvación es gracia, obra de sus manos. "Unos confían en sus carros, otros en la caballería, nosotros invocamos al Señor, nuestro Dios" (Salmo 20, 8). "No cuenta fuerza ni riqueza, lo que cuenta es mi espíritu", dice el Señor de los ejércitos (Zac. 4,6). La tierra era más bien pobre y difícil de cultivar, por la falta de agua y lo escabroso del terrero. Pero se sentían enamorados, comprometidos, casados con ella. Dispuestos a luchar para hacerla tan bonita como la soñaban y como Dios la quería.

4.2    Ahora tenemos que atravesar el desierto

La Tierra es Promesa de Dios y derecho del Pueblo, todo a medio conquistar. Todavía estamos en el desierto (cfr. Dt.8, 2-6; Lam., Os. 2 ; Jer 4).  En el desierto faltan recursos para subsistir: la tierra es árida y desolada, entre barrancas y hoyos; propiedad de extranjeros; "de pura sed a las criaturas se les pega la lengua al paladar, los niños piden pan y nadie se lo da; tenemos que comprar el agua que bebemos y pagar la leña que nos llevamos"; los pobres viven desnudos y despojados, con sus vergüenzas al descubierto.

En el desierto reina el desorden y el caos: tierra de huérfanos y de mujeres solas sin respeto para las canas; los jóvenes y los niños forzados al yugo; las muchachas violadas.....El hombre vale lo que el estiércol del campo. Todo está por construir. En el desierto priman las fuerzas del mal, las potencias enemigas, que andan desatadas como demonios y animales.

        4.3    Crisis del "paradigma de la Tierra Prometida"

AL principio se identifica la Tierra Prometida en Canaán, en donde se confronta la religión cananea de denominadores con la israelita de dominados. Así, por ejemplo, las leyes agrarias de Lev. 25 legitiman la tierra en manos de los campesinos. En la monarquía los profetas denuncian que la Tierra Prometida se convierte en "tierra profanada" (cfr. de Am., Os. Is 1, Miq., Dt) porque vuelve a ser instrumento de dominación y de exclusión.

Con el exilio (s. VI) se supera la visión meramente geográfica (cfr. Ez 36 tierra nueva-corazón nuevo; Is 2 volverán a través del desierto, que es un proyecto de sociedad solidaria). "Según esto, la promesa de la tierra no implica solamente un don material y externo. Se promete en realidad una persona nueva y un pueblo nuevo".

En la restauración (s. V) se formula la utopía de la tierra (Is. 62) (cfr. también 65, 21 construirán casas y vivirán en ellas). Tierra para todos.


Capítulo V:        Jueces y Reyes

Los judíos, en una visión más dinámica que la nuestra, dividen la Biblia en: LEY (Torá), PROFETAS (Nebiim, que subdivide en anteriores: Josué, Jueces, Samuel, Reyes y posteriores: Isaías, Jeremías, Ezequiel, 12 menores) y ESCRITOS (Quetubim).

"Los libros Deuteronomio, Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes constituyen un solo conjunto literario: la Obra Historiográfica Deuteronomista.       

Esta Obra fue compuesta alrededor del 550, en el ámbito del campesinado que permaneció en Judá, bajo la coordinación de grupos levítico-proféticos. El criterio de su historiografía es la LEY del Deuteronomio: un solo Dios, un solo LUGAR de culto, un solo PUEBLO. Josué y Jueces corresponden a estas exigencias. La historia de los dos estados de Israel y Judá es una trágica trayectoria de infidelidad a Yahvé y de su injusticia con los pobres. Con todo hay una esperanza.

Por un lado, la esperanza reside en la tribu y en la vida clánica. El tribalismo no es, sin embargo, presentado como ideal, sino que es esbozado en sus límites, peligros y conflictos. Por otro lado, la esperanza está puesta en el davidismo. El nuevo David debe ser creyente y justo. La crítica radical a la historia davídica ya transcurrida hasta el exilio no deja de ser una manera de purificar el modelo.

Referente a Josué y Jueces: "Mientras el deuteronomista (en el libro de Josué) presenta la ocupación de la tierra desde el punto de vista de la fidelidad de Dios y sus promesas, en el libro de los Jueces considera la ocupación de la tierra desde la perspectiva de la infidelidad de Israel a la alianza de Yahvé".

La historiografía cronista (que comprende Esdras, Nehemías y Crónicas) "es una relectura de la historia anterior desde la óptica del judaísmo. No se trata de una historiografía científica, sino teológica. Los temas teológicos mayores son: el mesianismo davídico, el culto y el templo".

Referente a la monarquía:

1Sam: 1-8 historia de Samuel
9-15 historia de Saúl y de Samuel
16-31 historia de Saúl y de David

2 Sam: 1 elegía de David (paso de Saúl a David)
2-24 historia de David

1 Re: 1-2 final de la historia de David
3-11 historia de Salomón
12-22 división e historia del reino de Israel y de Judá

2 Re: 1.17 historia del reino de Israel y de Judá
18-25 historia del reino de Judá

1 Cr: 1-9 preámbulo; 10-29 historia de David;

2 Cr: 1-9 historia de Salomón; 10-36 historia de 19 sucesores de Salomón en el reino de Judá.

5.1    Jueces, respuesta de Dios    

"El Señor hacía surgir jueces..... porque le daba lástima oírlos gemir bajo la tiranía de sus opresores" (Jc 2, 18). Por medio de los jueces, en medio de la opresión y el sobresalto, el pueblo tuvo la experiencia de un Dios cercano y liberador.

"Al caracterizar la lucha de las tribus de Israel contra sus opresores, el libro de los Jueces nos presenta una teología contenida en el libro de los Jueces es muy semejante a la del Éxodo: celebra las victorias del Dios de los débiles; ve Yahvé como el liberador de los oprimidos. El Dios que liberó a los esclavos de Egipto libera también aquí. El espíritu de Yahvé es el espíritu de los débiles. Con este espíritu de Yahvé las tribus israelitas amenazadas de liberan de los enemigos, superiores en número y en técnica militar. En vista de esp, en el libro de los Jueces Yahvé es siempre el Dios de los débiles.


Capítulo VI:       Los profetas, boca del Espíritu

Hay que distinguir entre los profetas predicadores (que tienen el carisma de anunciar la Palabra de Dios) y los profetas escritores (que tuvieron, además, el carisma de inspiración para escribirla por influjo del Espíritu Santo).

Hubo grandes profetas que no escribieron, como Elías y Jesús. Otros que se preocuparon por la permanencia de su mensaje, por ejemplo Is. 8 y Jr 29 y 36. Pero los libros proféticos no serían lo que son sin el trabajo de las escuelas proféticas o grupos discípulos/as que con celo salvaron el mensaje de sus maestros, lo organizaron, lo copiaron, lo comentaron, lo defendieron de las falsas interpretaciones, lo predicaron.

Así, por ejemplo Is. I constaría de los capítulo 1-39, con parte del mismo profeta; Is II (40-55) sería añadido por un profeta anónimo, en tiempo del destierro de Babilonia, que resulta uno de los más citados en el NT. Algunos defendieron que habría incluso un Is III (55-66), o al menos una tercera colección que refleja un cierto desencanto del regreso a la tierra.  Así es que la Palabra de Dios "permanece" o "se cumple siempre" (Is. 40,8).

        6.1    El profeta tiene muchas caras

No resulta nada fácil definir lo que es un profeta, pues el concepto ha evolucionado notablemente en la historia. Bajo este vocablo único (de origen griego) nosotros reunimos lo que la Biblia designa con diferentes títulos, cada uno de ellos según el papel que representa en la sociedad.

El término profeta procede del griego "femí" = hablar, precedido por la preposición "pro" que significa: a) hablar "en lugar de otro" (Dios); b) hablar "en público" con autoridad; c) "pre- anunciar".

Para la mayoría de la gente el profeta se reduce a la tercera definición: una especie de adivino, un vidente (quien predice el futuro).  "El elemento esencial está precisamente en ese ser "que anuncia las palabras de Dios a las personas". El profeta es por tanto, la persona del presente, involucrado en las vicisitudes concretas de su historia, de la política y de la economía y no proyectado hacia míticos sueños lejanos... Su misión es por excelencia la de descubrir los signos de los tiempos".

       6.2    El profeta es un llamado

El profeta es "un llamado" = nabí, un "alcanzado" (Is. 8,11), un "seducido" (Jr. 20,7). Invadido por el Espíritu, "el profeta es alguien alterado, desquiciado también y descentrado, porque vive fuera de sus propios quicios y centros. Ahora siente, ve, oye, se comunica desde OTRO, con OTRA mirada, OTRO oído, OTRA voz... Uno de los rasgos más característicos de la personalidad profética es lo que se denomina la "co-participación con los sentimientos divinos". Otra de las consecuencias de la alteración profética es su capacidad para ofrecer alternativas, para propiciar y evocar una conciencia y una percepción de la realidad "disidentes" de las del entorno cultural dominante".

La vocación es casi síntesis de la vocación profética. Descodificando las imágenes utilizadas por cada profeta en su originalidad, el profeta es:

* como un soldado que obedece órdenes, el trompeta o vigilante nocturno (cfr. Os. 8,1; Ez 3,17)

* como el que firma una alianza según el mundo de las relaciones internacionales o contractuales: llamamiento a mandato, objeciones, promesa de asistencia divina y confirmación (cfr. Moisés Ex. 3; Jr. 1)

* como el que asiste al consejo del Señor y es enviado con su mensaje (cfr. 1Re 22, 19-22; Is 6, 1-13).

* como el discípulo que aprende la lección en un descubrimiento progresivo (cfr. 1 Sm 3).

El profeta es la boca de Yahvé: "Los profetas... declaran que aquello que Dios pide a la persona de todos los tiempos es, en esencia, la justicia (Amós), el amor (Oseas), la fe (Isaías), la humildad (Sofonías), la religión interior (Jeremías)".

6.3    Referencia del verdadero y del falso profeta

"En su origen el profetismo no surge tanto del lado del poder, de la institución, de la organización, de la ciencia, de la racionalidad, del planteamiento, del gobierno o del sistema. Sino más bien surge del ámbito de la poesía, de la inspiración, del trance, de la música, del sueño, de la visión, de la belleza, de lo popular, del arte, de la intuición, del oráculo, de la religión, de la divinidad, de la oración, de la mística.

Estos grupos populares de artistas o petas que entraban en éxtasis o se comunicaban con la divinidad existían en muchos pueblos antiguos y tienen mucho que ver con grupos místicos exaltados, con nuestros curanderos, o con los adivinos. La diferencia está en que la fe yahvista obligó a definirse en Israel. Probablemente fue con Elías cuando el profetismo "tomó la dirección de la defensa de la Alianza y de la vida del pueblo contra la prepotencia del poder de los reyes" (cfr. Is. 17) Los que no tuvieron el mismo coraje y la lucidez de distanciarse del poder y defender al antiguo proyecto tribal, quedaron al lado de "los falsos profetas".

¿Cuáles son los criterios del verdadero profetismo?

* Criterio del cumplimiento: "Cuando un profeta habla en nombre del Señor y no suceda ni se cumpla su palabra, es algo que no dice el Señor" (Dt. 18, 22).

* Criterio de la auto- conciencia: Resulta muy subjetivo y también los falsos piensan que están inspirados.

* Criterio del contenido del mensaje: Los verdaderos serían predicadores de desgracias y los falsos de una paz ilusoria (cfr.1  Re22, 8)

* Criterio moral: Resulta muy relativo, pues ni todos los falsos eran unos corruptos ni los verdaderos fueron siempre intachables (Jn 11,50)

* Criterio de las contrariedades: "Ningún profeta es aceptado en su patria" (Lc. 4, 24)

* Criterio comunitario: El pueblo de Dios (Israel primero, y luego la Iglesia) acaba aceptando a unos y rechazando a otros, pero en la contemporaneidad se cometieron demasiados errores.

"Este es el drama de la profecía: cada generación creyente ha ido aportando su criterio en una situación concreta y lo ha transmitido a la siguiente, cada uno lo ha recibido con el obsequio de su aceptación, a sabiendas de que ella tenía que seguir buscando sus propios criterios, para optar correctamente en sintonía con Dios y para transmitirlos a la siguiente.

Capitulo VII:      El Exilio

Entre 597 - 582 fue desterrado el 10% de Jerusalén y Judá, y entonces la población superviviente quedó repartida entre enclaves, cada uno con su proyecto propio:


1. PRIMERA GENERACIÓN DE DESTERRADOS:

A Babilonia fueron llevadas unas 15,000 personas, la corte y militares, artesanos, sacerdotes, algunos pobres. La mayoría "asumieron el papel de sus víctimas" y se dedicaban a labores del campo. La primera generación de exiliados, con la nobleza quedó ligada a la corte.

A ella pertenece Ezequiel (que superó el prejuicio de que Dios no está en el exilio, y hasta parece que se pasó afirmando que sólo está en el exilio): Cap. 2-3 su vocación; 37 el futuro será una nueva creación y los exiliados volverán a ocupar la tierra de Israel; 40-48 presenta el Proyecto del Templo renovado. El Sacerdote gobernará el Nuevo Israel; nace el sacrificio por el pecado.

2. LA SEGUNDA GENERACIÓN DE DESTERRADOS

vive en colonias agrícolas junto al río Kebar. Conviene leer al Déutero Isaías (40-55) con su Proyecto de Luz de las Naciones consuela a su pueblo anunciando el antiguo sueño de los Jueces, una ciudad justa, opuesta a la Babilonia opresora. Por ejemplo los textos del Siervo Sufriente con una perspectiva universal y anunciando que se salvarán precisamente por el sufrimiento. Carlos Mesters presenta dos claves para leer estos cuatro cantos: Dios elige a su Siervo Is.42, 1-9; su misión 49, 1-6; el Siervo asume y desempeña su misión 70, 4-9; pasión y victoria final del Siervo 52, 13-53, 12.

3. GRUPO DE JUDÁ:

En Palestina permanecieron unos 100,000 personas, mayormente campesinas (las llamadas "pueblo de la tierra" y "gente pobre"). A la postre  fueron beneficiadas por los babilonios con un reparto de tierras que habían pertenecido a los deportados. Quedaron también algunos grupos proféticos, cantores del templo, sacerdotes y levitas desalojados (grupo más intelectual).

En la literatura que produjeron prevalece la óptica campesina: la Historia de Salvación continúa en Judá, un David idealizado se convierte en "una especia de catalizador de la utopía". Retribalización de Judá y poco interés por restaurar las estructuras estatales.

        7.1    El paradigma del exilio

El tema del exilio es como el éxodo. Sólo una parte del pueblo estuvo esclava o exiliada, pero todos decían: "El Señor nos liberó de la esclavitud", "el Señor nos hizo volver del destierro". Sólo una parte de los hombres y mujeres salidos de Egipto cruzaron el mar y el desierto guiados por Moisés. Sólo una parte de los exiliados y exiliadas fue a Babilonia. Sólo una parte regresó de Babilonia a la patria. Pero tanto el éxodo de Moisés como el destierro de Babilonia se convirtieron en prototipo y paradigma.

El éxodo afectó a todo el mundo. Cambiaron, porque todo el mundo perdió su identidad "anterior a" y tuvo que reconstruir una nueva "después de". Con su derrota contribuyeron a que otros vencieran. Con su regreso cambiaron la humillación de millares de deportados en una gran victoria. El exilio no es sólo huída o deportación hacía tierra extranjera, es también opresión y vida indigna en la propia tierra, en el país en que se nace. Esta experiencia dolorosa pero victoriosa, marcó profundamente toda la historia subsiguiente del pueblo de Dios. Y también nuestra resistencia a nuestros exilios actuales puede ser entendida como ubicada en la continuación de aquella experiencia.

El cautiverio de Babilonia no es un hecho aislado, sino dentro de un proceso más amplio. Por un lado existía una fuerza que empujaba a la dispersión y disgregación; por otra, una fuerza que empujaba a volver y a reintegrar. El proceso de exilio comenzó en el s. VIII, con el auge de las grandes potencia y alcanzó su cumbre en el cautiverio babilónico. El proceso de retorno comenzó en el cautiverio babilónico y fue creciendo, logrando un cierto equilibrio entre Diáspora y Regreso.

Con la destrucción de Jerusalén en el 586 a. C. se quebró la identidad y se multiplicaron los grupos sectarios irreconciliables. La división más trágica fue entre el judaísmo y el cristianismo, a finales del s. I. Existieron varios intentos de recuperar la identidad perdida: "La tentativa de Ageo y Zorobabel de reconstruir la monarquía después del cautiverio; la tentativa de Zacarías y Josué de reconstruir el templo; la tentativa ecuménica de los discípulos de Isaías de reencontrar la misión del pueblo de ser "Luz de las Naciones"; la tentativa de Nehemías de transformar a Jerusalén en un centro simbólico y fuerte para todos los judíos del mundo, lo que exigía que el pueblo de Jerusalén fuese reorganizado volviendo a la férrea disciplina; la tentativa de Esdras de imponer la Ley de Dios como ley del Estado para los habitantes de Palestina; la tentativa que se expresa a través del libro de Rut de defender la vida del pueblo a través de una fidelidad no a la letra sino al espíritu de la ley".

Jesús se presenta predicando conversión (Mc.1,16), que significa eterno. "Convoca al pueblo a volver de la dispersión en que vive y retornar a Dios, a los orígenes del pueblo, a la Alianza. Un retorno así exige una mudanza en el modo de pensar y de vivir. Al mismo tiempo convoca al pueblo a exiliarse, a salir de la religión cerrada en que vive, superar los límites raciales, del culto y de la ley e ir en busca del hermano y de la hermana a la orilla del camino (Lc. 10, 29-37)".

Dispersión y Retorno es también un estado permanente de todo ser humano, pérdida y recuperación de la identidad, enfrentamiento y reconciliación. Por esto el "paradigma exilio" y el llamado de Jesús a la conversión se convierten en universales.

Capítulo VIII :    Helenismo y resistencia popular

En imperio de los griegos /333 - 167 a.C) se basó en la "helenización". Del 398 a.C. (Esdras) hasta el 167 a. C. (Macabeos) entramos en lo que se ha llamado el "túnel oscuro" de la historia de Palestina. SIn embargo, es un período muy importante para entender el tiempo de Jesús, cuando nacen o se consolidan los grupos (fariseos, esenios, saduceos y zelotes), las sinagogas, el sanedrín y se define la situación económica - política y social del Nuevo Testamento.

Cuando Alejandro Magno (336-323 a.C.) muere divide su imperio en tres partes (Europa, Asia y África). Durante 100 años Palestina formará parte del reino de los Lágidas-Tolomeos (con capital en Menfis, Egipto, África). El florecimiento económico se hizo a favor de las ciudades y del latifundio, a costa de las aldeas que pagaban grandes tributos.

Después del 200 a.C., pasará a los Seléucidas (Siria, Asia), que fomenta la clase alta, prohíbe el judaísmo y saquea el templo para pagar fuertes tributos a los romanos. "La apertura iniciada en Alejandría, habría podido ser una nueva señal de los tiempos (como lo fue la diáspora en tiempos del exilio): retoma el universalismo, el "ser luz para las naciones", la misión - elección como servicio y no como privilegio, Buena Nueva para el templo y para todos los pueblos. El Helenismo fue el gran desafío a la apertura, por factores externos a la misma apertura, no tuvo futuro y abortó. La línea universalista fue retornada por Jesús.

El Judaísmo de nuevo no fue capaz de soportar la renovación e incorporar la novedad: la vio como amenaza. Se cerró: mató a Jesús y excluyó a los cristianos de las Sinagogas. La separación Judaísmo - Cristianismo fue lo trágico de la historia humana. El Judaísmo se cierra todavía más en la raza y en la Ley. Los que vinieron de Jesús se cerraron en la Iglesia. Los dos, unidos, hubieran podido ser "la respiración del mundo". Esto provoca la revuelta de los Macabeos (198 - 142 a. C.), que empezó "por causa de la Ley, el Templo, la ciudad y las tradiciones (2Mac. 13,14) y acabó en lucha de poder. La dinastía de los Asmoneos duró del 142 al 63 a.C.


       8.1    Los Sapienciales, filosofía de la vida

"Hay una gran diferencia entre los libros históricos y proféticos de un lado, y los libros sapienciales de otro. Los primeros son expresión de un pensamiento nuevo que los jefes religiosos se preocupaban de transmitir al pueblo y de inculcar en la vida para transformar, con él, la existencia humana. Los segundos expresan el pensamiento del pueblo, ya convertido en práctica, que a través de la reflexión se hace palabra y se organiza con el fin de mejorar la vida. Son dos modos diferentes de pensar. Uno razona desde fuera hacia dentro, de arriba hacia abajo; el otro razona de dentro hacia fuera, de abajo hacia arriba.

       8.2    Centrados en la persona

Algunos acusan a los Sapienciales de hablar poco de Dios y mucho de las personas. De ocuparse solamente de cosas corrientes y ordinarias. Como si el sufrieran de una desviación hacia la persona. "Desviado no; vuelto, sí. Una unidad de valores. El buen samaritano no se desvió de Dios al volverse al hombre herido por los ladrones. Los libros sapienciales no se desvían a la persona. Se vuelven a ella, a su vida diaria. Exploran con sabiduría cuanto sucede bajo el cielo. Saben que Dios ha encontrado este oficio a los humanos.

Los Sapienciales como que se centran en lo cotidiano, lo de todos los días. reflexionan sobre la vida diaria, y cuando nos inculcan el temor de Dios, cuando nos piden tomar a Dios en serio, nos están enseñando a tomar a la persona en serio. Descubren la trascendencia de las pequeñas decisiones diarias".

Capítulo IX:       Jesús de Nazaret

En aquél tiempo todos esperaban el Reino, con un montón de mesianismo enfrentados. Jesús, como el Siervo anunciado por Isaías (Lc. 4,18-19); Is. 61, 1), se presenta en público predicando lo que podríamos traducir así: "La Misericordia de Dios ha llegado. ¡Conviértanse y crean la Buena Noticia!" (cfr. Mc. 1,18). Con su práctica diferente, por medio del servicio que prestaba al pueblo, el Reino se hacía presente en Jesús de Nazaret, lo que era motivo de escándalo para muchos.

¿Cómo se pasó de Jesús - Evangelio a los 4 Evangelios?

La Constitución conciliar Dei Verbum enuncia, severamente, el resultado de la larga investigación sobre la formación de los 4 evangelios: "Los autores sagrados compusieron los cuatro evangelios, escogiendo datos de la tradición oral o escrita, reduciéndolos a síntesis, adaptándolos a la situación de las diversas iglesia, conservando el estilo de proclamación: así nos transmitieron siempre datos auténticos y genuinos acerca de Jesús" (DV no.19).

"Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son llamados sinópticos. Viene de la palabra griega syn-optein: tener visión de conjunto. Comparando el evangelio de Juan con los sinópticos, podemos decir: los tres sinópticos sacan fotografías, Juan saca rayos x. Juan intenta revelar la vida de Jesús en una dimensión escondida que no se ve a simple vista, sino que solamente la revela la fe".

       9.1    Presentación de Marcos

Les escribimos en representación de algunos miembros de la primeras comunidades que, a mediados de los 60, participamos activamente en la redacción final del Evangelio de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios" en Roma, la capital del Imperio. Con esta carta queremos contarles cómo surgió el libro que ustedes llaman Evangelio de Marcos y cuál fue nuestro propósito al escribirlo.

Para ser sinceros, el evangelio no fue una obra de uno solo, sino del caminar de nuestras comunidades que ya empezaban a extenderse por todas partes, pero especialmente en las comunidades de Roma.

Necesitábamos mantener viva entre nosotros la memoria de Jesús de Nazaret. Entre los años 60 y 70 nuestra situación en Roma era de conflictiva tensión y hasta de persecución. Desde Palestina, la tierra santa, nos llegaban noticias preocupantes de revueltas y represiones; una larga guerra, que culminaba con la destrucción de Jerusalén en el año 70, de infeliz memoria. En Roma (64) el emperador Nerón declaraba persecución a muerte contra los cristianos y las columnas de la iglesia Pedro y Pablo serían sacrificados entre el 65 y el 67.

Además de esa amenaza externa, la comunidad sufría enfrentamientos internos pues el grupo judaizante pretendía que para ser cristianos teníamos que asumir todas las prescripciones rituales del Antiguo Testamento. No resultó fácil romper el cordón umbilical con el pueblo judío. Y corríamos otro riesgo, aún más delicado: el de vaciar la realidad humana de Jesús y de la fe en aras de un espiritualismo desencarnado que huía del compromiso con la historia. Muchos se dejaban llevar por una actitud entusiástica que daba más importancia a fenómenos carismáticos de tipo místico que a una vida comprometida en el amor y la justicia. También los paganos hablaban de hijos de dioses y los judíos seguían esperando un liberador. ¿Cómo podríamos decir a las generaciones futuras lo que significaba para nosotros que Jesús era el Mesías y el Hijo de Dios?

El testimonio vivo de los que conocieron personalmente a Jesús y dieron la vida por él, así como la carta a los romanos que nos envió Pablo, nos sirvieron de gran ayuda en la redacción del evangelio. Tampoco podemos dejar de nombrar a dos personas que jugaron un papel importante: el apóstol Pablo y Juan Marcos (que acompañó a Bernabé, a Pablo y al mismo Pedro en la evangelización y en la misión). Hemos querido hablarles de cómo empezó todo este asunto de Jesús. Cómo terminó tienen que descubrirlo ustedes mismos, si es que se animan a regresar a Galilea, como él nos dijo. Allá estamos llamados a continuar en nuestra vida diaria lo que él empezó.

9.2    Presentación de Mateo

Nosotros somos miembros de las pequeñas comunidades cristianas localizadas entre el norte de Galilea y el sur de Siria. Llegamos a los altos del Golán huyendo de la destrucción de Jerusalén en el 70, buscando sobrevivencia, tierra, trabajo, tranquilidad; la región nos gustó porque es fértil, con muy buen ganado y bastante poblada. Pero, buscamos también reorganizarse, el judaísmo convocó el Concilio de Jamnia (año 85 d.C.), y expulsó a todos los grupos disidentes de la sinagoga, y entre ellos a nosotros, los cristianos. Fue un golpe duro, que nos atormentó con muchos interrogantes.

El libro que llaman ustedes Evangelio de Mateo es la respuesta que encontramos a tantas preguntas. Jesús de Nazaret es para nosotros el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios. No crean que el libro surgió de golpe, o fruto de la inspiración de una sola persona. Recoge la vida de una multitud de hombres en su mayoría pobres, campesinos, asalariados, marginados... y muchas mujeres, con las faldas llenas de niños. Nos sentíamos la iglesia de Jesús, el Nuevo Israel. Los buscadores del reino de los cielos.

Realmente el libro es fruto de una gran tarea de más de 30 años. Alguien empezó por escribir algunas hojitas utilizadas en las celebraciones, en arameo, que es la lengua de los campesinos pobres. Mientras tanto, tuvimos la alegría de recibir a través de catequistas visitantes, el libro sobre la vida y la práctica de Jesús que habían escrito las comunidades de Roma. Descubrimos muchos problemas comunes, pero también diferentes. Entonces usamos de base el libro que ustedes llaman Evangelio de Marcos, pero lo completamos con otros hechos y dichos de Jesús y lo adaptamos a nuestra situación. Los que escribieron la redacción final fueron algunos compañeros más estudiados, que antes seguían el judaísmo y lo editaron en griego.

Aquí se lo entregamos para provecho de su fe. Antes de leerlo, repitan siempre la oración de Jesús que tanto nos gusta: "Yo te alabo, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios e inteligentes y las revelastes a los pequeños" (Mt. 11, 25-26).

       9.3    Presentación de Lucas

Mi nombre es Lucas, y por la gracia y la misericordia del Padre, soy un cristiano convertido del paganismo. Nací en Antioquía de Siria y más tarde me trasladé a Éfeso, una gran ciudad de Asia Menor. Soy un cristiano de la segunda generación, que no tuve la suerte de conocer personalmente a Jesús ni a los apóstoles. Pero conocí a sus discípulos y trabajé con Pablo, el gran misionero y fundador de muchas comunidades.

Con el paso del tiempo, al ver la situación crítica en que vivíamos y el vacío del mundo grecorromano, fue surgiendo entre nosotros el deseo de escribir algo sobre Jesús. Era necesario completar la fe de algunos misioneros como Apolo. Para ello usamos las cartas que Pablo escribió desde los 50. Y el libro que enviaron las comunidades de Roma desde mediados de los 60, que ustedes llaman el Evangelio de Marcos. Nos gustó mucho y lo usamos de base, pero había cuestiones típicas del Judaísmo que no nos afectaban, mientras que nosotros necesitábamos orientaciones sobre la oración, el puesto de las mujeres en la Iglesia, nuestras relaciones con los paganos, y sobre todo, nuestro compromiso frente a las  clamorosas injusticias sociales del Imperio. Prácticamente adoptamos más del 50% del libro de Roma y ampliamos y adaptamos el resto.

Ahora ya pasaron 50 años, y Jesús no ha vuelto. Tenemos la intención de escribir un segundo libro que recoja el caminar de las primeras comunidades. Necesitamos mirarnos en el espejo de estas gentes que formaban un solo corazón. Necesitamos inspirar la nueva evangelización en el extraordinario trabajo misionero de Pablo, fundador de nuestras primeras comunidades.

Nos dirigimos a todos ustedes, los teófilos amados y temerosos de Dios en cualquier tiempo y lugar. Siempre aparece gente que alarma con la llegada del fin del mundo. Les decimos: Sí, el fin llegará, pero va a demorar. Nadie sabe el día ni la hora. Ahora estamos en el tiempo de la misericordia de Dios, el tiempo de la conversión y de la evangelización.

Ahora es tiempo de las comunidades. Somos llamados a continuar los hechos de los apóstoles, llevando la buena noticia a todos los pueblos. Díganles que Jesús es el salvador del mundo, el liberador de los pobres, el Señor.

Al ver la vida y la práctica de Jesús, al ver el caminar de las comunidades, digamos como María de Nazaret y como los pobres de hoy y de antes, que esperan la liberación: Engrandece mi alma al Señor, porque su misericordia llega a los que le temen de generación en generación.

       9.4    Presentación de Juan

Les escribo en representación de lo que ustedes llaman el Evangelio y las Cartas de Juan, aunque nosotros preferimos llamarnos la comunidad del Discípulo Amado. Nuestro fundador fue uno de los discípulos de Juan Bautista, que pasó a seguir a Jesús, pero en los años 50 asumimos una actitud profética frente a la Ley y al Templo y nos abrimos al mundo de los samaritanos y de los griegos paganos.

También nosotros tuvimos muchos conflictos de todas clases. Conflictos con el mundo, que se imponía con la fuerza física y no se interesaba por la verdad, y conflictos con el judaísmo rabínico que nos expulsó de la sinagoga por creer en Jesús y conflictos dentro de nuestras mismas filas, que nos dividieron fuertemente.

Si comparamos el cuarto evangelio con los tres primeros, veremos que se trata de visiones muy diferentes, o la misma visión espiritual, pero en diferentes momentos de desarrollo. Juan supone la fe en la resurrección, la guía del Espíritu, la experiencia del amor mutuo; supone la vida y no la fachada de la Iglesia.

Nuestro evangelio se propagó muy rápidamente, pero sobre todo entre los herejes, y le costó ser incluido en el canon. Lo que deslumbró a los docentes, gnósticos y montanistas fue que no se subraya tanto la existencia humana de Jesús sino su glorificación y su sabiduría divina. Por eso pedimos a un anciano venerable entre nosotros que escribiera las cartas para tener la verdadera clave de la interpretación de nuestro evangelio: "los que dan testimonio son tres: el Espíritu, el agua y la sangre" ( 1Jn 5,7). Y así denuncian a los grupos muy espiritualistas (como Nicodemo, que creían en el bautismo público del agua; o como algunos disidentes helenizantes y espiritualistas, que minusvaloraban la humanidad de Jesús, descuidaban el amor fraterno y la práctica de la justicia y se creían salvador de modo carismático).

También denuncia a los grupos reacios a entrar en la Iglesia (como los seguidores de Juan el bautista, que se bautizaban en agua rompiendo con la institución judía, pero no en el espíritu y la sangre de Jesús). También tuvimos nuestras diferencias con la jerarquía de la Iglesia (que basada su autoridad más en el poder de los apóstoles que en el seguimiento, y que a veces es demasiado legalista, sacramentalista y poco carismática). Nunca quisimos separarnos de Pedro y sus sucesores, pero les recordamos que, además de los Doce había el grupo de Discípulos y Discípulas, que lo primero es el amor y el estar dispuestos a lavar los pies a los pobres. Por esto nunca escribimos el nombre de nuestro fundador, el Discípulo Amado, y fíjense que incluso a María no la llamamos por su nombre, sino como mujer y discípula le damos su puesto en la Iglesia, junto a tantas mujeres que fueron las primeras evangelizadoras de la resurrección.

       9.5    Jesús de Nazaret y el movimiento popular

En la época de Jesús ya se había dado el retorno de Babilonia, pero muchos "hijos del exilio" se sentían como exiliados en su propia patria. El "pueblo de la tierra" era nuevamente despojado de sus tierras. Los macabeos "le habían robado la revolución al pueblo" y todo degeneraba en una lucha de grupos por el poder. Los romanos (63 a.C. - 135 d.C.) llegaron a imponer su "pax romana" y no pensaban retirarse. "La Palestina judía se había convertido en un polvorín político-religioso". El templo, lugar creado para que Dios residiera en medio de su pueblo elegido, todo consagrado y soberano, era centro del poder económico del que dependía Palestina con unos 500, 000 habitantes. La "novia del pueblo" degenerada en instrumento de discriminación social y de justificación ideológica mediante la ley y el sistema de lo puro- impuro.

       9.5.1 El movimiento de Jesús

"La tensión entre la cultura judía semítica y la greco-romana era inseparable y, en buen medida, se solapaba con otras tensiones que atravesaban la sociedad judía del siglo I: tensión escatológica entre campo (más semítico), ciudad (más helenizada); tensión religiosa entre judaísmo - paganismo; tensión económica entre pobres (la inmensa mayoría) élite aristocrática; tensión política entre poder romano y colaboradores judíos - pueblo sometido".

¿Cómo reaccionó el pueblo judío ante tamaña crisis? Ante todo, con la emigración -desarraigo dentro y fuera de Palestina. En segundo lugar, con los grupos/partidos religiosos principales: Los saduceos (intereses de la aristocracia) y los fariseos (intereses de "los nacientes sectores urbanos y capas medias"). En los márgenes y sótanos del judaísmo del siglo I detectamos otros fenómenos religiosos: Los movimientos populares mesiánicos (que apelaban a las tradiciones de la monarquía con intención política, actividad militar y líderes coronados reyes) y los movimientos populares proféticos (que apelaban a la tradición del éxodo, entendiendo la salvación como transformación radical e inminente del mundo, por obra divina y líderes religiosos).

Ubicándonos en las diversas etapas de estos movimientos populares, encontramos:

Bandolerismo y represión (63 -37 a.C), con un pueblo desorientado que va lo mismo detrás de los príncipes Alejandro y Aristóbulo II, como de los mesías campesinos Pitolao y Ezequías. Galilea estaba llena de "bandidos y ladrones", o sea de rebeldes y alzados.

Herodes el Grande impone la represión y calma aparente (37 - 4 a.C). Jesús nace en medio de las expectativas de un mesianismo diferente, en el reducto libertario del norte. De familia emigrante, perteneciente al "pueblo de la tierra", "hijo del artesano", oficio humilde pero no mal visto (Mt. 13, 55).

En el gobierno de Arquelao hay una explosión de violencia (4a.C. - 6 d.C.). Unas 3,000 víctimas en una Pascua de sangre que provoca una rebelión generalizada y agudiza la exigencia de un mesianismo tipo davídico. En la primera adolescencia de Jesús, se proclaman reyes del pueblo Juan el Galileo en Séforis a 7km de Nazaret, el ex-esclavo Simón de Perea, el pastor Astronge en Judea. La represión romana destruye Séforis y crucifica 2,000 rebeldes alrededor de Jerusalén. El pueblo consigue que Arquelao sea destituido y se nombran procuradores.

Calma relativa (6 - 41 d.C), pues hay una rebelión en contra del censo guiada por Judas Sadoq, semilla del zelotismo posterior. Pilato tiene diversos choques con el pueblo, por ejemplo mata 10,000 en la revuelta del 37; el mismo año aniquila al grupo del profeta samaritano, lo que provoca su destitución. Se incrementa la aparición de nuevos reyes mesiánicos: Judas, Simón bar Giora y Bar Kochba. También reaparecen los profetas, que leen los signos de los tiempos, y se convierten en porta-voces de Dios frente al clamor popular (el grupo esenio con su Maestro de Justicia, los grupos de Juan y de Jesús de Nazaret, Teudas en el Jordán y el egipcio del monte de los olivos, citados en Hch 5, 35-39 y 21, 38).

Jesús se niega a que lo proclamen rey. Pasa tiempo en el círculo del Bautista, pero luego se destaca con luz propia, como el profeta esperado.

¿Qué entendemos por movimiento de Jesús? Es una terminología sociológica aplicada al grupo que se formó en torno a Jesús, su líder carismático, al margen de las instituciones establecidas y más bien beligerante con ellas. Se destacaron por un comportamiento distinto, enfrentado a los escribas y fariseos mientras estuvieron fuera de Palestina; más tarde a los saduceos en la capital. Aunque pasó por un momento de fuerte crisis con la muerte violenta del líder, se reorganizó prontamente y acabó institucionalizándose como la Iglesia cristiana.

Rafael Aguirre lo clasifica entre "los movimientos proféticos de tipo milenarista", que expresan los anhelos de los marginados en períodos particularmente críticos, buscan el cambio radical ("la conversión" como vuelta al éxodo y a la alianza), invierten el orden establecido ("los últimos serán los primeros y los primeros últimos" Mt. 20,16), anulan las jerarquías y las discriminaciones ("el que quiera llegar a ser grande, será esclavo de todos" Mt. 10, 42-44), critican el orden económico ("dichosos los pobres, ay de los ricos"...) y todo el sistema social (el templo, la ley, la autoridad doctrinal y sacerdotal). Podemos decir que es un grupo campesino que se enfrenta a la capital con las reivindicaciones de los antiguos jueces y profetas. Jesús actúa con autoridad propia, se siente legitimado desde arriba. Confiere protagonismo a los sectores marginados que lo siguen. Esto provoca un conflicto a vida y muerte, que lo llevará a la muerte de los profetas.

       9.5.2 El Dios del Reino, el Dios de las víctimas

Estas pueden ser las condiciones sociales en que surgió Jesús, las "semejanzas" que permiten que lo encuadremos sociológicamente. Para llegar a su interioridad, a su experiencia religiosa trascendente ("¿y quién dicen ustedes que soy yo?") no alcanzan los sociólogos, sino los teólogos, en suma: los creyentes.

Jesús usa un símbolo propio para hablar de su misión: el Reino de Dios. No habla primordialmente de la Ley, ni de su propia persona, ni siquiera de Dios mismo. El Reino de Dios es un símbolo ambiguo tanto en el AT como en el NT. "Parece que Jesús mismo experimentó la ambigüedad del símbolo Reino de Dios. Ahí radica probablemente una clave decisiva de su ministerio e, incluso de su propia evolución personal. Jesús tuvo que ir descubriendo y aceptando que el Reino de Dios no venía por la conversión de Israel, ni su irrupción era tan cercana, sino que pasaba por su muerte y por el fracaso de la cruz. Aceptar el misterio de Dios fue para Jesús aceptar los caminos misteriosos de su Reino".

Su Dios responde a la situación y esperanza de los pobres. "pobres son los que están abajo en la historia y los que están oprimidos por la sociedad y los segregados de ella; no son, pues, todos los seres humanos, sino los que están abajo, y en este estar abajo, significa estar oprimidos. Según lo citado por Jeremías, tanto la pobreza económica como la indignidad moral expresan ese estar abajo. Desde un punto de vista puramente conceptual, ambas cosas pudieran separarse (Zaqueo participaría de la indignidad social, pero no de la pobreza económica), pero ambas suelen coincidir y convergen históricamente, como ocurre también hoy en el tercer mundo. Pobres son aquellos cercanos a la muerte lenta de la pobreza, para quienes sobrevivir es una pesada carga y su máxima tarea, y a la vez, son los privados de dignidad social y a veces también de dignidad religiosa por no cumplir con la legislación eclesial. Pobres son los que en América Latina se llaman las mayorías populares".

Es un Dios que pide conversión y cambio radical del orden presente; por esto es "Buena Noticia" para los pobres. Les libera del yugo de la ley y de la opresión. "Para Jesús la soberanía de Dios es misericordia con los débiles, solidaridad con ellos, recuperación amorosa y privilegiada de las víctimas, de los que quedan arrumbados en la selección de las especies, que ve siempre a los fuertes victoriosos en la lucha despiadada de la evolución biológica y de la misma historia humana.

Las parábolas son "los cuentos del Reino". Los milagros son la "visita de Dios a su pueblo" (Lc 7,16), es decir que al experimentar la misericordia, al recuperar la dignidad humana, al encontrar un puesto en el banquete de la humanidad son signos reales de que Dios reina en la historia.

El Dios del Reino es su Padre y nuestro Padre (Abbá). "En realidad, la lejanía de Dios es su misericordia, o, mejor dicho, es nuestra falta de misericordia lo que nos separa de Él, porque Dios es amor. Es la misericordia y el amor gratuito y desinteresado al prójimo, sobre todo a los pobres y a las víctimas, lo que nos acerca al Dios de Jesús.

       9.5.3 ¿Mesías, ése es Jesús?

La comunidad primitiva cuando tuvo que definir el papel de Jesús como nuevo Moisés o Profeta, lo llamó mesías/cristo. Era el que había respondido de parte de Dios a las expectativas de los pobres. Encarnando la figura del Siervo, había implantado un nuevo derecho y justicia para todos los pueblos. Cuando Dios lo resucitó, dio esperanza a todas las víctimas.

"La resurrección de Jesús es la afirmación más radical de la utopía de la justicia, la fraternidad y la vida plenas. Jesús fue un gran utópico. La resurrección constituye, entre otras cosas, la confirmación de la validez de su utopía por parte de Dios. La resurrección es la afirmación / confirmación de la factibilidad de esta utopía, porque ella es, la revelación del final de la historia al interior de la historia, es decir, antes de ese final. La resurrección es pues el anuncio del triunfo futuro de este ideal, que no existe todavía en ningún lugar, y por eso es utopía; pero que es esperado con esperanza activa por quienes creen que es la única esperanza verdadera".

Capítulo X: Comunidades primitivas

Entre las diferentes cartas y documentos en forma de carta dentro del Nuevo Testamento hay un material muy rico que forma varios grupos distintos: el Corpus Paulino (atribuidas a San Pablo sin discusión: Romanos, 1-2Corintios, Gálatas, Filipenses, 1-2 Tesalonicenses, Tito, Efesios, Colosenses), las epístolas pastorales (1-2 Timoteo), las epístolas católicas ( Santiago, 1-2-3 Juan, 1-2 Pedro, Judas).

"La práctica de escribir de forma seudónima, de escribir en nombre del maestro a fin de permitir que peste hable en una situación nueva, estuvo generalizada en el mundo antiguo. Aquí no se trata de falsificaciones o tergiversaciones en el sentido moderno de tales términos, sino de poner bajo la autoridad de Pablo respuestas a dificultades surgidas en las iglesias paulinas, que no se habían planteado a la primera generación de creyentes. El cristianismo paulino fue sin duda una empresa colectiva, ya que el apóstol llevó a cabo su trabajo en colaboración con numerosos cooperadores y líderes locales. Es razonable pensar que a los estrechos colaboradores de Pablo les pareció natural mantener viva la enseñanza del apóstol, adaptándola a los cambios sobrevenidos después de la muerte de los primeros testigos". La carta a los Hebreos es un "ensayo homilético magnifico" posterior.

El Apocalipsis recoge las diversas etapas de la Historia de Salvación que hemos repasado a lo largo de este compendio. Tiene predilección por el Éxodo, Ezequiel y Daniel o sea, tres libros muy relacionados con la opresión de Egipto, de Babilonia y de los reyes seléucidas. Es heredero fiel de dos grandes corrientes bíblicas, la profética y la sapiencial.


       10.1  Las primeras comunidades cristianas

         10.1.1       ¿Primer capítulo de la historia de la Iglesia?

"Sería preciso conceder lugar de honor a los Hechos de los Apóstoles en cualquier serie de estudios bíblicos, puesto que, desde todos los puntos de vista, este libro se reviste de una importancia más allá de toda ponderación. En primer lugar, constituye el primer capítulo de la historia de la Iglesia cristiana, explicando cómo un movimiento que se inició dentro de un ambiente totalmente judaico, llegara a caracterizarse por una membresía predominantemente gentil durante el curso de un par de generaciones. No sólo eso, sino que pone de manifiesto las razones por las cuales el cristianismo, que tuvo su origen en el Asia occidental, haya llegado a ser considerado, por todo el mundo, como una religión europea.

Los Hechos de los Apóstoles se considera como el "libro eje" del Nuevo Testamento. Podríamos variar la metáfora llamándolo la piedra clave del arco del NT, ya que liga los Evangelios con las Epístolas y el Apocalipsis, sin olvidarnos de que constituye también la continuación de los Evangelios en general y de Lucas en particular.

       10.2. La prehistoria de la Iglesia

"En nuestras iglesias existe actualmente una visión errada de los orígenes del cristianismo. Existe una falsa imagen, como movimiento único, con una sola estructura institucional y cuerpo doctrinal, donde la diversidad habría venido después. Existiría una unidad y ortodoxia primitiva y una dispersión posterior con múltiples herejías. Se identifica unidad con ortodoxia y diversidad con herejía. Todo esto es contrario a la realidad histórica. Desde sus inicios el cristianismo presenta las más variadas tendencias y surgen los más diversos modelos de Iglesia. La formación del Canon del Nuevo Testamento (cuya formación es de fines del siglo II) busca consagrar justamente esta diversidad primitiva. En los siglos segundo y tercero se fue imponiendo un modelo de Iglesia (la Iglesia católica) y una visión teológica (la ortodoxia); los otros modelos eclesiológicos y visiones teológicas fueron descalificados como heréticos o simplemente marginados.

Existen dos errores concretos sobre los orígenes del cristianismo en la interpretación del período que va del 30 al 70 d.C. El error cronológico consiste en imaginar la fundación de la Iglesia (con sus estructuras y doctrina básicas) directamente en el período del Jesús histórico o en las primeras décadas después de la resurrección. Se interpretan los Evangelios como una narración histórica directa de la actividad de Jesús, especialmente en lo que se refiere a la fundación y organización de la Iglesia. Se da un salto histórico, en la imaginación, de los años 30 d.C. a los años 70 -135 d.C., que es de período propiamente de organización de los diferentes modelos de Iglesia. El tiempo de la Misión y del Espíritu (30-70 d.C.) viene antes del tiempo de organización de las iglesias. Primeros es la misión, después la Iglesia (no al revés, como se piensa en el imaginario hoy dominante)".

"Lucas escribe Hechos de los Apóstoles en los años 80-90, cuando se institucionalizaban los diferentes modelos de Iglesia. El aporte de Lucas a dicho proceso es precisamente la reconstrucción del movimiento de Jesús después de la resurrección, como un movimiento del Espíritu, un movimiento misionero, organizado en pequeñas comunidades. El libro de Hechos construye así a partir de la tradición una perspectiva específica, una metodología, un espíritu, un modelo o paradigma, para institucionalizar la Iglesia de su tiempo.

Nosotros también hoy podemos con la misma intencionalidad confrontar nuestra Iglesia actual con el movimiento de Jesús, tal como lo reconstruye Lucas. El libro de los Hechos de los Apóstoles es de este modo un instrumento privilegiado para desencadenar hoy un movimiento de reforma de la Iglesia, a condición de que lo interpretemos con el espíritu con el cual Lucas lo escribió".

"El segundo error, de orden geográfico, es presentar los orígenes del cristianismo en la dirección geográfica que va de Jerusalén a Roma, pasando por Antioquía, Galacia, Éfeso, Corinto, etc. Esta historia oficial del cristianismo deja de lado, tres espacios geográficos fundamentales del cristianismo: la Galilea (es decir, los pobres, del campesinado), el Sur (es decir, África, la cultura negra) y el Oriente (las culturas y razas no-occidentales). Nace un imaginario occidentalizado norteado y desorientado de los orígenes del cristianismo.

       10.3          Crecer en los conflictos

Carlos Mesters ha estudiado los Hechos de los Apóstoles a partir de la clave de los conflictos. ¿Cuáles son los conflictos principales que marcan la vida de nuestras comunidades de hoy? ¿Cuáles son los conflictos que las marcaron entonces?

"A pesar de referirse más de cien veces a los conflictos del caminar de los primeros cristianos, el libro de los Hechos no tiene como objetivo la exaltación del conflicto, ni fue escrito para enseñar que todo es solamente conflicto. Su objetivo es relatar la historia del anuncio del Evangelio". Y ésta es la fuente de los conflictos: la fuerza de la vida nueva, brotada de la resurrección, transmitida por el Espíritu y anunciada por la Iglesia. "Se trata de conflictos de todos tipos: conflictos de tendencias, heredados del judaísmo; conflictos entre el centro y la periferia; conflictos con la política; conflictos con los intereses económicos; conflictos entre grupos y entre personas, entre líderes y miembros de las comunidades, entre liderazgos de la primera y de la segunda generación, entre lo antiguo y lo nuevo, entre tradición y fe; conflictos que los cristianos provocaban en los demás y conflictos que los demás provocaban en los cristianos; conflictos externos e internos; conflictos inevitables o evitables; conflictos ocasionales e imprevistos".

"Donde el Evangelio es anunciado con fidelidad, el conflicto aparece. Es en el conflicto donde las personas y las comunidades crecen y maduran; es dentro del conflicto que se fortalecen: la fe, la esperanza y el amor".

        10.4          El apóstol Pablo

"En Pablo hay varios hombres", ¿cuál es el verdadero retrato de este hombre excepcional? ¿Estuvo, como dicen algunos, "al servicio de las clases medias acomodadas urbanas" o al servicio de los pobres? Sin ámbito de responder adecuadamente a cuestiones tan controvertidas, señalaremos algunas pistas de respuesta que nos parecen particularmente interesantes.

       10.4.1       La clave de su experiencia pascual

"¿Qué tenemos nosotros en común con Pablo? No somos judíos ni hemos intentado vivir nuestra vida desde la ley de Moisés; vivimos en una época que tiene muy poco que ver con la de Pablo; nuestros problemas y nuestras preguntas son en muchos casos muy diferentes de los que él se planteaba. Y, sin embargo, tenemos algo muy importante en común con él.....: una experiencia similar a la que él tuvo en el camino de Damasco. Pablo ha personalizado la experiencia pascual: "me amó y se entregó por mí", y esto ha desarmado a todo su andamiaje de hombre de la ley cerrado sobre sí mismo. Ahora todo su deseo consiste en vivir unido a Cristo, identificándose con él en todo: sus padecimientos, su muerte y su resurrección.

       10.4.2       Sus opciones fundamentales

Pablo Richard, en contra de otras interpretaciones, busca el sentido histórico de la práctica de Pablo a partir de tres opciones fundamentales: Primera, su opción por los pobres (tal como aparece en 1Cor): es lo que Pablo llama la locura de la cruz, el poder de Dios manifestado en la debilidad, la sabiduría de Dios considerada necedad por los príncipes del mundo. Segunda, la opción por una práctica apostólica radical (tal como aparece en 2 Cor especialmente 6,4-10 y 12, 9-10). Tercera, la opción por la verdad del Evangelio y por la unidad del Pueblo de Dios (sus dos grandes pasiones, analizadas a partir de la globalidad de su vida).

       10.4.3       Su relación con las mujeres

En las relecturas desde América Latina, aludiremos a su relación con la reforma social (la esclavitud). Aquí revisaremos el tema polémico de su relación con las mujeres a partir del criterio de la Dei Verbum de interpretar indisolublemente unidos los dichos y los hechos. Irene Foulkes aplica la nueva hermenéutica latinoamericana que además de las categorías socio-económicas, políticas-ideológicas, tiene en cuenta la categoría antropológica de género. Con base en textos paulinos del NT ("haz lo que digo"), tradicionalmente se ha definido a Pablo como misógino (aversión o rechazo hacia las mujeres). Pero si consideramos también su práctica: Haz lo que hago", entonces descubriremos el reconocimiento e incluso la admiración de Pablo por sus compañeras de trabajo apostólico (cfr. Rom. 16 y Flp 4). Aplicaremos el filtro de la praxis paulina a sus textos doctrinales y "tenemos que llegar a la conclusión de que Pablo milita a favor de las mujeres y no en contra de ellas. Lo que dice concuerda con lo que hace (cfr. Hál 3, 27-28). El caso discriminatorio de 1Cor 14, 34-36 choca con su actitud respetuosa a las mujeres concreta con las que se relacionó en su vida.

        10.4.4       El Apocalipsis

La Biblia empieza con el Génesis (la creación del cielo  y la tierra) y termina con el Apocalipsis (la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva). Esta estructura canónica entraña un mensaje peculiar: el caos, la lucha contra el mal serán vencidos al final de la historia. La creación entera será liberada (Rm. 8, 19-21).




Rev. P. Ramon R. Caluza, CICM, MATh

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