Existen tres postulados que explican cómo el objetivo de la persona es el de actuar desde las propias potencialidades que le sirven para exaltarse como ser humano, para realizarse, estos postulados son:
· Las necesidades inherentes que tiene la persona a su naturaleza que no son malas, sino buenas o neutras y por tanto deben ser realizadas.
· La persona crece, no porque los demás le hagan crecer, sino por un movimiento interior, por un proyecto genético y según modalidades específicas de cada sujeto. Sólo se realiza el ser humano por un acto de voluntad y una decisión interior.
· En el sentido positivo es bueno todo lo que conduzca a la actualización de la naturaleza íntima del ser humano. Todo lo que bloquee o frustre no niegue la naturaleza esencial del ser humano o sea lo que le aleja de su identidad espiritual “creado a imagen y semejanza de Dios”
El ser humano no es egoísta como decía Freud, sino que es bueno y sólo ocasionalmente vulnerable, y cuando es plenamente consciente de sus riquezas interiores busca el bien.
Esta concepción de la total bondad de la naturaleza humana nos recuerdan la libertad, la autonomía y el respeto que Dios da al ser humano por pura gratuidad de su amor.
Hna. Teresa Valenti, MCJ
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