lunes, 11 de julio de 2011

Teología de la Liberación y Ecología en palabras de Leonardo Boff


Iepe.org.- En entrevista con El Mostrador, Leonardo Boff, Teólogo de la Liberación, esgrime acerca de la Teología de la Ecología en el marco de la presentación de la Carta “Danos hoy el agua de cada día” del Obispo de Aysén Luís Infanti.
La Teología de la Liberación, que algunos llaman “cristianismo de la liberación”, es un movimiento fechado en la década de los 60 que remeció a la Iglesia al formula en nombre del cristianismo, una propuesta radical de transformación social. La Juventud Universitaria Cristiana brasileña (JUC) inicia esta doctrina que se convierte en una expresión cultural, política y espiritual mundialmente. Este Movimiento Altermundista que acusa al capitalismo como sistema injusto e inicuo propugna el desarrollo de comunidades cristianas de base entre los pobres como la nueva forma de la Iglesia y el uso del instrumento marxista para comprender las causas de la pobreza, las contradicciones del capitalismo y las formas de la lucha de clases y lucha contra la idolatría del consumismo, la riqueza, el poder, la seguridad nacional, el estado, los ejércitos; en pocas palabras, “la civilización cristiana occidental”.
Leonardo Boff, uno de los más destacados defensores de la Teología de la Liberación y ecologista, estuvo en Chile presentado la carta “Danos hoy el agua de cada día” del Obispo de Aysén, Luís Infanti donde comentó que tal misiva haría historia. El también teólogo de la ecología quien fuera silenciado por un año durante el pontificado de Juan Pablo II, acompañó a Infanti en su cruzada por el agua y los recursos naturales estableciendo las directrices del movimiento altermundista, reconociéndolo ya como una teología mundial.
En entrevista al Mostrador, explicó que la ecología no es una alternativa a la doctrina, sino un enriquecimiento de la misma teología. Porque escucha siempre el grito del oprimido, pero no solamente las personas gritan: la Tierra grita, la naturaleza grita. Entonces si la marca registrada de la Teología de la Liberación es la opción de los pobres hay que insertar al gran pobre que es la Tierra. Nos hemos dado cuenta que la misma lógica que explota personas, clases, países, también explota la Tierra, por lo que hay que incorporar la salvaguardia de la Tierra. Si no la incluye no sirve.  A juicio de Leonardo Boff la defensa del medio ambiente es la única respuesta a la crisis que amenaza al planeta y al sistema de vida. Es decir o tenemos un comportamiento adecuado y vamos a limpiar o simplemente nos perdemos.
Propone que hay que entender la ecología mucho más allá del puro ambientalismo, porque también hay ecología social. Y este tipo de sociedad energívora que estamos construyendo, que no respeta la naturaleza, que sólo se preocupan de acumular, es absolutamente insostenible, porque deja de lado casi a la mitad de la humanidad y devasta terriblemente los escasos recursos naturales. También hay una ecología mental: tener prejuicios, regresiones que nos llevan a tratar la Tierra y los recursos como algo fuera de nosotros. No hay un sentido de responsabilidad con la Tierra, el sistema actual no está basado en la cooperación, sino en el individualismo, en la acumulación privada, de bienes materiales y competencia. El teórico de la Teología de la Liberación, cree que el Vaticano está cada vez más despierto a la temática medioambiental. El 1 de enero de 1990 el Papa Juan Pablo II hizo un discurso muy importante sobre la Tierra y la ecología, pero casi nadie reaccionó. Sólo ha habido reacción en vista del calentamiento global. El actual Papa sigue diciendo que hay que comprometerse. Y el Consejo Mundial de Iglesias hace ya muchos años creó una especie de slogan diciendo que la justicia, la paz, y la preservación de la naturaleza, son los tres grandes ejes de la nueva evangelización.
Leonardo Boff, vino a Chile con el único objetivo de apoyar al Obispo de Aysén en la presentación de la carta “Danos hoy el agua de cada día” y así lo hizo. Reconoce a la región de Aysén como uno de los lugares más ricos del mundo y aseveró que esa herencia que pertenece a la Tierra, a la humanidad, no puede ser entregada a empresas privadas: a ellos les interesa más la ganancia que producir energía y añade que la producción energética puede tener un impacto muy negativo en toda la región.
Lamenta mucho que el Estado no tenga una política energética clara en nuestro país y comenta que la propuesta de Infanti apunta a una dimensión más del actuar, de proponer fórmulas. El Obispo de Aysén plantea involucrar a los poderes Ejecutivo, Parlamentario, Judicial y Ciudadano.
Boff finaliza recalcando que esta es una carta que rescata muchos datos de gran seriedad a nivel mundial y de Chile. Es capaz de juzgar, plantear el respeto a la naturaleza, la responsabilidad y fundamentalmente el sentir del bien común. Lo considera uno de los mejores documentos que ha leído en los últimos años y esgrime que podría decir que es un documento de su autoría, pues el mismo habla así. “tan pertinente es su discurso, incluso dentro de una retórica tiene poesía. Es un texto que hará historia”.
  La fuerza curativa de la ecología interior

2009-01-16

En tiempos de crisis como el nuestro buscamos fuentes de inspiración allí donde se encuentren Una de ellas es la ecología interior. Para evaluar su importancia debemos concienciarnos de que nuestra relación con la Tierra, por lo menos en los últimos siglos, está basada en falsas premisas éticas y espirituales: antropocentrismo, negación del valor intrínseco de cada ser, dominación de la Tierra, depredación de sus recursos. Tales premisas han producido el actual estado de enfermedad de la Tierra que repercute en la psique humana.

Así como existe una ecología exterior, existe también una ecología interior hecha de solidaridad, sentimiento de re-ligación con el todo, cuidado y amorización. Ambas ecologías están ligadas umbilicalmente. Es lo que se conoce como psicología ambiental o, en la expresión de E. Wilson, como biofilia. Su base no es sólo antropológica sino también cosmológica, pues el propio universo, según reconocidos astrofísicos, como Brian Swimme entre otros, tendría una profundidad espiritual. El universo no está solamente formado por el conjunto de objetos, sino por el tejido de relaciones entre ellos, haciéndolos sujetos que intercambian informaciones y se enriquecen.

A partir de la ecología interior, la Tierra, el Sol, la Luna, los árboles, las montañas y los animales no están solamente ahí fuera, viven en nosotros, como figuras y símbolos cargados de emoción. Las experiencias -buenas o traumáticas- que hayamos tenido con estas realidades dejaron marcas profundas en la psique. Esto explica la aversión hacia algunas o la afinidad que sentimos respecto a otras.

Tales símbolos configuran una verdadera ecología interior, cuyo código de descifrado constituyó una de las conquistas espirituales del siglo XX, con Freud, Jung, Adler, Lacan, Hillmann y otros. En lo más profundo de nosotros, según C.G. Jung, brilla el arquetipo de la Imago Dei, del Absoluto. Nadie trabajó mejor que Viktor Frankl esta dimensión que él llama inconsciente espiritual, y los modernos denominan mystical mind o punto Dios en el cerebro. En último término, ese inconsciente espiritual es expresión de la espiritualidad misma de la Tierra y del universo que irrumpe a través de nosotros, que somos la parte consciente del universo y de la Tierra.

Esa profundidad espiritual nos hace entender, por ejemplo, esta ejemplar actitud ecológica de los indios Sioux de Estados Unidos. En algunas fiestas rituales ellos se deleitan con cierto tipo de frijoles que crecen en el suelo profundo y son difíciles de recolectar. ¿Qué hacen los Sioux? Se aprovechan de las reservas que una especie de ratón propia de las praderas de la región acumula para consumir en el invierno. Sin esa reserva correrían peligro de morir de hambre. Al tomar sus frijoles, los Sioux tienen clara conciencia de que están rompiendo la solidaridad con el hermano ratón y que le están robando. Por eso hacen esta conmovedora oración: «Tu, ratoncito, que eres sagrado, ten misericordia de mí. Tú, sí, eres débil, pero suficientemente fuerte para hacer tu trabajo, pues fuerzas sagradas se comunican contigo. Tú eres también sabio, pues la sabiduría de las fuerzas sagradas siempre te acompaña. Que yo pueda también ser sabio en mi corazón para que esta vida sombría y confusa sea transformada en permanente luz». Y como señal de solidaridad, al sacar los frijoles dejan en su lugar pedacitos de tocino y maíz. Los Sioux se sienten unidos espiritualmente a los ratones y a toda la naturaleza.

Urge resucitar este espíritu de mutua pertenencia porque lo perdemos por el exceso de individualismo y de competición que subyacen bajo la crisis actual.

El sistema imperante saca de quicio el deseo de tener, a costa de otro deseo más fundamental, que es el de ser y el de elaborar nuestra propia singularidad. Esto exige capacidad de oponerse a los valores dominantes y de vivir ideales ligados a la vida, a su cuidado, a la amistad y al amor.

La ecología interior, también llamada ecología profunda (deep ecology), busca despertar el chamán que se esconde en cada uno de nosotros. Como todo chamán podemos entrar en diálogo con las energías que trabajan en la construcción del universo, desde hace 13.700 millones de años. Sin una revolución espiritual será difícil que salgamos de la actual crisis, que exige un nuevo contrato con la vida y con la Tierra. De lo contrario, seguiremos errantes y solitarios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario